miércoles, 30 de enero de 2013

PLAGAS Y ENFERMEDADES

En Tenerife, el trigo tradicionalmente se ha cultivado sin aplicar productos
fitosanitarios o herbicidas, las rotaciones han mantenido la fertilidad del terreno y
el producto obtenido está próximo a ser ecológico. Es un cultivo de gran arraigo
en la cultura insular, siendo además un elemento característico en el paisaje
agrario tradicional. A pesar del progresivo descenso de la superficie cultivada,
los datos en los últimos años reflejan cómo la superficie de cereal se está
manteniendo e incluso ha aumentado en algunas zonas. En este sentido son
cada vez más las medidas para incentivar la producción local de cereal en la
isla.
En base a la escasez de estudios realizados sobre las plagas y enfermedades
que atacan a los cultivos de trigo en la isla, se efectuó durante la campaña 2009
un seguimiento en las principales zonas productoras de este cereal. De ese
trabajo se desprende la relación de plagas y enfermedades que seguidamente
se describen, así como las posibles medidas de control en base a la intensidad
del daño observado.


PLAGAS EN CULTIVO
ZABRO DE LOS CEREALES (Zabrus sp.)
Es un escarabajo de color oscuro, de entre 12-18 mm de largo y cuyas larvas
excavan galerías en el suelo cerca de la base de las plantas, dejando pequeños
montoncitos de tierra que son característicos y que delatan su presencia. Las
larvas son las que producen el principal daño cortando las hojas durante la
noche e introduciendo las en las galerías para alimentarse.
Larva y adulto recolectados en parcela de trigo situada en Icod el Alto (Los Realejos).
Estos insectos se han detectado en parcelas situadas en Icod el Alto (Los
Realejos), no justificandose la ejecución de medidas de control en base a los
niveles de presencia y daños observados.
Montoncitos de tierra junto a las galerías de las larvas del zabro en la base de las plantas de trigo.

MOSQUITO DEL TRIGO (Mayetiola destructor)
Los adultos son pequeños mosquitos de 3 a 4 mm de color gris oscuro. Estos
adultos ponen los huevos en el haz de las hojas y en el sentido de las
nerviaciones. Al nacer las larvas, éstas se dirigen rápidamente hacia la vaina en
la base de las hojas, fijándose cerca del primer nudo, donde se alimentarán
durante todo su desarrollo. Por esta causa, el tallo atacado no puede evolucionar
y queda “amacollado”, de un color verde oscuro e incluso, si el número de larvas
es elevado no suele tardar en perecer.
Larvas y pupas de mosquito en el interior de
la base del tallo.
Detalle de las pupas de mosquito del trigo.
Se han observado daños en parcelas situadas en La Vega y Los Rodeos en La
Laguna y en cultivo situado en Icod con incidencias de media a alta. Su control
se basa en adelantar o retrasar las siembras, fuera del periodo de puesta de
huevos de este insecto. Los tratamientos fitosanitarios no muestran elevadas
eficacias frente a esta plaga.

CRIOCERO O BABOSILLA DE LOS CEREALES (Lema melanopa)
El adulto es un pequeño escarabajo de 4 o 5 mm de longitud, con cabeza de
color negro azulado, ojos salientes, tórax anaranjado y globuloso y élitros de
color azul metálico brillante. Las larvas que son las que producen el daño
alimentándose de las hojas, tienen aspecto de pequeñas babosas, de color
amarillo sucio; se encuentran recubiertas por una sustancia mucilaginosa que no
es otra cosa que los propios excrementos que cubren el cuerpo.
Esta plaga se ha detectado en todas las zonas productoras de cereales en
Tenerife con una incidencia, en algunos casos y campañas, considerada como
muy alta.
Adulto de criocero del cereal. Larva de criocero alimentándose de la hoja.
Daños ocasionados en las hojas. Las larvas
devoran la parte verde de la hoja sin llegar a
perforar.
Elevado número de larvas alimentándose de las
hojas en parcela situada en Los Rodeos (La
Laguna).
En Península rara vez produce ataques graves por lo que no se han establecido
medidas de control. Por ello, y durante esta campaña y próximas, se realizarán
distintos ensayos con el objetivo de estimar el daño producido por esta plaga de
cara a establecer medidas de control si fuera necesario. Se tendrá en cuenta
que dichas medidas sean lo más respetuosas posibles con el medio ambiente.

ENFERMEDADES EN CULTIVO
EL MORRÓN DEL TRIGO (Tilletia foetida, T. caries )
En campañas anteriores se ha observado una gran incidencia de la enfermedad
en la Zona Norte de la isla.
Este hongo afecta a los granos del trigo y puede mermar la producción
considerablemente si no se toman las medidas oportunas. Las espigas
permanecen verdes más tiempo y se mantienen erectas por el menor peso de
los granos enfermos. Las espiguillas afectadas quedan más abiertas que las
sanas, separándose las glumas y dejando ver los granos de color pardusco. Los
granos son algo más pequeños que los normales y si se les comprime con los
dedos, se aplastan con facilidad, apareciendo rellenos de un polvillo negro de
mal olor.
El único momento de impedir la infección es antes de la siembra.
Grano de trigo sano. Grano de trigo afectado por morrón.
El mejor método de control es la desinfección en seco con una sal de cobre en
polvo. El producto recomendado es el oxicloruro de cobre 16% a la dosis de 2g
por kg de semilla.
LA ROYA DE LOS CEREALES
(Puccinia recondita, P. graminis, P. striiformis)
Las especies de este hongo produce manchas pequeñas de color amarillo a
marrón en las hojas y espigas. En las hojas, éstas perjudican la asimilación de
nutrientes y perturban el metabolismo, con lo que el rendimiento disminuye. El
grano queda pequeño y rugoso.
Las únicas medidas de control son la utilización de variedades tolerantes y la
aplicación de fungicidas autorizados.


LA FUSARIOSIS DE LA ESPIGA DEL TRIGO
(Fusarium graminearum, F. culmorum)
Los síntomas se manifiestan después de la floración, al principio aparecen
manchas húmedas de color pardo y si la infección continúa, las espiguillas se
cubren de una masa blanca con tonalidades rosas-anaranjados. No existen
cultivares resistentes, existiendo algunos que manifiestan mejor comportamiento
o tolerancia a la enfermedad.
Coloración anaranjado de las espiguillas. Tonalidades rosadas sobre granos afectados por
fusariosis.
El manejo cultural del cultivo incluye eliminación del rastrojo; rotación en la que
no se incluyen otras gramíneas, erradicación de malezas gramíneas
hospedantes y uso de fungicidas en semilla. El control químico debe realizarse
de manera preventiva en condiciones favorables para la enfermedad y en el
momento de la floración. Los niveles de incidencia de esta enfermedad
observada en esta campaña y anteriores no justifican la aplicación de fungicidas
en campo.
OIDIO EN TRIGO Y AVENA (Erysiphe graminis)
La enfermedad se manifiesta por la aparición de una borra blanca sobre las
hojas que al final toma una tonalidad gris y aparecen pequeños puntos negros.
Para la prevención del oidio, se puede utilizar el azufre, teniendo la precaución
de cubrir completamente la planta para asegurar una protección eficaz.
CARBÓN EN TRIGO Y CEBADA (Ustilago tritici)
En esta enfermedad, la espiga queda transformada en un polvo negro y en
ataques muy severos, se mantiene sólo el raquis. Su control se realiza mediante
la eliminación de las espigas afectadas en campo para que no se contaminen los
granos sanos durante la trilla y el tratamiento fungicida de la semilla.
Detalle de espiga de cebada con carbón. Daños de carbón en espigas de trigo.
Los niveles observados en campo no justifican la aplicación de productos
fitosanitarios en el cultivo.

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